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Cómo calcular el precio de un libro

Uno de los mayores placeres para un lector es acudir a una librería y ponerse a observar entre las estanterías y las mesas de novedades en busca de algún título que le entre por los ojos. Tras echar un vistazo a unos y otros, por fin vemos esa portada que consigue cautivarnos; le damos la vuelta, leemos la sinopsis, y terminamos de convencernos de que es el volumen que andábamos buscando.

Sin embargo, al comprobar su precio, se nos cae el alma al suelo. ¿27,95€ por una novela? «Es que es una edición especial. Fíjese que viene ilustrada y está encuadernada en tapa dura», nos explica el librero.

Pese a su indudable atractivo, decidimos dejar el libro en su sitio y retornar a casa con la mirada baja y el ánimo alicaído.

«¿Por qué los libros son tan caros?», nos preguntamos mientras caminamos tratando de olvidar nuestra decepcionante experiencia. «Si yo escribiera una novela, la vendería a menos de 10 euros, para que todo el mundo pudiera comprarla», nos repetimos como un mantra. Pero, ¿es realmente esto posible? Es decir, ¿por qué los libros tienen un PVP determinado y no otro?

En las siguientes líneas trataremos de explicar qué lleva a un editor a establecer un precio y en qué se basan para calcularlo.

1. ¿Qué PVP debería tener mi libro?

Al igual que escribir, corregir, maquetar o diseñar un libro no es una tarea sencilla, ponerle precio es algo que nos llevará tiempo. De hecho, muchas grandes obras se pierden en el océano de las novedades editoriales por culpa de un PVP demasiado elevado, mientras que otras son incapaces de generar beneficios por venderse más baratas de la cuenta.

¿Cuál es la fórmula para hallar el equilibrio perfecto? ¿Dónde reside el secreto para colocar un precio a mi libro que lo haga irresistible a los ojos del lector y, al mismo tiempo, proporcione los ingresos necesarios para que sea rentable?

Lo primero que debemos hacer es observar nuestra obra, apuntar en una lista las características que poseerá cuando esté terminada y hacer un cálculo de cuánto costará producirla.

2. Elementos a tener en cuenta

Esas características a las que nos referimos son obviamente su número de páginas, tipo de papel empleado, si lleva tapa dura o blanda, si posee solapas, sobrecubierta o faja, si va cosido o fresado, si saldrá a la venta retractilado, etc. Y a estos costes de impresión hemos de sumar los requisitos legales y los estructurales del editor. Una serie de elementos que hacen que la producción del libro se encarezca más o menos.

2.1. Costes de impresión

En este apartado desglosaremos los elementos a tener en cuenta para calcular cuánto costará imprimir su libro. La suma de todos ellos suele representar el 20 o 25% del valor de un libro.

  • Páginas: En función del número de páginas que posea su libro, el precio de la impresión podrá oscilar hacia arriba o hacia abajo. Como es obvio, este punto es innegociable, puesto que su obra posee la extensión que posee, y no va a reducirla para ahorrar costes.
  • Tamaño: No es lo mismo publicar un libro en gran formato que hacerlo en tamaño bolsillo. Lógicamente este aspecto influirá mucho en su precio.
  • Tapa: Ni que decir tiene que un libro encuadernado en tapa dura será más caro que uno con tapa blanda. Y en el segundo grupo, el precio se verá incrementado si esta posee solapas. Actualmente, elija el tipo de tapa que elija, las hojas pueden ir cosidas o directamente encoladas (fresadas, según el lenguaje técnico de las imprentas). Este último punto abarata notablemente el precio de impresión.
  • Plastificado: Dependiendo del aspecto que desees para tu libro, deberás elegir si la portada va plastificada en brillo o mate, que son los dos tipos más demandados por los editores. La mayoría de las veces, elegir una u otra depende más del gusto que de otra cosa. Asimismo, en los últimos tiempos se ha puesto de moda incluir un barniz especial llamado UVI en las portadas mate, para de este modo resaltar el título, nombre del autor y otros elementos del diseño.
  • Tripa a color o en B/N: Otro elemento a tener en cuenta es el de la impresión de las páginas. Si su obra posee ilustraciones y desea que estas se impriman a color, la producción del libro verá incrementado su precio mucho más que si se trata de una obra en blanco y negro.
  • Tipo de papel: Dependiendo de si imprimirá en color o B/N, deberá elegir un tipo de papel. En el mercado actual existen muchas variantes, y dependiendo de si es blanco, ahuesado o reciclado, y de su grosor posee 90, 100, 135 o 150 gramos, el presupuesto podrá variar.
  • Sobrecubierta y faja: El primer elemento es necesario si la encuadernación es de tapa dura, pues además de protegerla le aporta vistosidad a la obra. El segundo no es imprescindible, pero muchos editores lo utilizan para incluir información extra.
  • Retractilado: Si deseamos que nuestro libro vaya envuelto en plástico para que, de ese modo, esté más protegido, deberemos encargar un retractilado. Esto, como es lógico, encarecerá los costes de producción.
  • Número de ejemplares: Obviamente el número final de ejemplares que se impriman determinará un precio u otro. En este sentido es recomendable realizar un estudio previo de mercado, para de esta forma atinar en la tirada adecuada para su libro.
2.2. Costes legales

A los costes de impresión hemos de sumar aquellos que tienen que ver con los procedimientos legales; o lo que es lo mismo, su registro en los organismos oficiales.

  • Depósito Legal: Para que quede constancia oficial de un libro, este debe registrarse en el Depósito Legal. El coste de esta operación es aquel que conlleva la impresión y encuadernación del ejemplar que debemos depositar en el registro, así como de aquel que se custodiará en la Biblioteca Nacional.
  • ISBN: Este código, que es como la matrícula o el DNI del libro, es imprescindible para comercializar la obra en los puntos de venta oficiales (librerías, grandes almacenes, papelerías, etc.). Para conseguirlo hemos de dirigirnos a la Agencia Española del ISBN, rellenar unos impresos y pagar unas tasas que van desde los 45 a los 95 euros. Por tanto, es un gasto a tener en cuenta.
  • Código de barras: Aunque no resulta imprescindible, sí es recomendable incluirlo en las contraportadas de los libros, puesto que los libreros y demás vendedores lo utilizan durante las operaciones de compra-venta. Este puede conseguirse adaptando el ISBN a través de una herramienta digital. Aquellos que se manejen bien en Internet, podrán hacerlo gratuitamente. El resto deberá hacer un pequeño desembolso.
2.3. Costes estructurales

Además de los gastos variables de impresión y los correspondientes legales, el editor debe correr con los correspondientes gastos fijos de producción (es decir, la corrección, maquetación, diseño de la cubierta, etc.), a lo que debe sumar la promoción de la obra y el material para la presentación (carteles, folletos, flyers, etc.), y que se añade a los gastos propios de la editorial (mantenimiento, luz, alquiler del local, sueldos de los trabajadores, etc.). El conjunto total son los llamados costes estructurales.

Con esto queremos decir que publicar un libro es, además de una tarea compleja, algo que exige una inversión económica importante, por lo que a la hora de ponerle precio hemos de considerar todos estos elementos. Solo de ese modo podremos hallar el equilibrio entre costes y beneficios.

3. Editoriales grandes vs editoriales pequeñas

Llegados a este punto, debemos aclarar la diferencia entre editoriales importantes, o pertenecientes a grandes grupos, y aquellas denominadas independientes.

Ni que decir tiene que las primeras cuentan con un prepuesto infinitamente mayor que las segundas, lo cual es evidente ya desde las tiradas. Por ejemplo, mientras que un sello de referencia como Planeta puede lanzar unos 10.000 ejemplares de media de un título, una editorial independiente no suele superar los 2.500 ejemplares.

Lógicamente, a mayor número de ejemplares, más económico resulta el coste de cada uno de ellos y más puede ajustarse el PVP final. A esto hemos de sumar que las imprentas que trabajan con los grandes grupos suelen hacer buenos precios a cambio de asegurarse un gran número de títulos al año, algo que las editoriales pequeñas no siempre pueden asegurar.

En muchos casos, un sello independiente probará con una pequeña tirada de unos pocos cientos de ejemplares, máxime si se trata de un escritor desconocido. Si estos se venden, encargará más copias a la imprenta, y así sucesivamente. Esto es posible merced a la tecnología digital, que en la actualidad permite imprimir copias en menor número que las imprentas tradicionales, de ahí que la inversión sea menor.

Sin embargo, al lanzar una tirada pequeña, el coste de cada ejemplar será sensiblemente más alto que el de las grandes tiradas de editoriales como Planeta, de ahí que el PVP final también deberá incrementarse.

La clave está en multiplicar el coste de producir cada ejemplar por 6, y de este modo hallaremos el precio de venta al público idóneo.

Por ejemplo, si hemos de pagar 3 euros por imprimir cada ejemplar de una novela, y multiplicamos esta cifra por 6, nos saldrá que el PVP de dicha obra debería ser 18 euros. Pero si en lugar de 3 euros pudiésemos pagar 2,50 —caso de las grandes editoriales—, el precio final podría ser 15 euros.

En suma, una editorial grande puede permitirse abaratar el precio de un libro mucho más que una pequeña.

4. Reparto de beneficios

La gente suele pensar que las editoriales obtienen grandes beneficios de la producción de libros, pero lo cierto es que cada vez que entran en juego nuevos factores o aumenta el coste de cada publicación, el porcentaje de las editoriales baja considerablemente.

Es decir, si una imprenta se lleva entre el 20 y el 25% de los gastos de producción de un libro, un escritor se beneficia del 10% mediante los derechos de autor, y un distribuidor suele manejar alrededor entre el 50 y el 60% (30% para el librero y 20-30% para la empresa de distribución), el editor suele gestionar el 5-10% restante, con lo que tiene que intentar conseguir beneficios y estabilidad comercial.

¿Qué quiere decir esto? Que en la mayoría de ocasiones, para poder abaratar el PVP de un libro el editor debe reducir el porcentaje de sus beneficios, ya que ni el impresor, ni el autor, ni el distribuidor ni el librero van a renunciar a su parte.

Dicho lo cual, queda bastante claro que el PVP de un libro no se elige al azar, sino que entran en juego muchos factores. Y es que el editorial es un negocio más complejo de lo que parece, de ahí que no debamos subestimar su valor ni preguntarnos: «¿Por qué los libros son tan caros?».

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